La cosecha de esta cepa que se cultiva en Quebrada Seca, en el valle de Limarí, ha presentado una calidad extraordinaria, por lo que se proyectan vinos de muy buen nivel.
Con muy buenas condiciones empezó la cosecha de Amelia Chardonnay en Quebrada Seca, en el valle de Limarí, proceso que arrancó la semana del 15 de febrero, es decir, dos semanas más tarde en comparación al año 2020.
“En el valle de Limarí la vendimia se inició de forma exitosa y se ve en perfectas condiciones. Las primeras muestras están muy prometedoras. Creemos que tendremos una calidad extraordinaria”, revela el enólogo y Director Técnico de Concha y Toro, Marcelo Papa.
El Chardonnay evidencia un balance extremadamente bueno, con “rica acidez y salinidad, un buen nivel de azúcar, lo que hace pensar que se tratará de una cosecha excelente”, acota Papa, agregando que la de Pinot Noir está por comenzar y que se vislumbra en las mismas condiciones.
El valle del Limarí posee suelos de origen coluvial, arcillosos y ricos en carbonato de calcio, que permiten una lenta maduración de la uva, creando vinos frescos, complejos y con múltiples capas de aromas de flores blancas y peras, además de predominantes notas minerales. Una excelente combinación de estructura y mineralidad.
De ahí nace Amelia Chardonnay, un tributo a la mujer que ha trascendido los límites establecidos y un gran exponente de su terroir, además del trabajo enológico de Marcelo Papa, quien se ha destacado por la búsqueda del mejor origen para el cultivo de cada una de las variedades de esta línea Ultra Premium que promete tener un gran año.
