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UNA GOTA DE NITRÓGENO ES CAPAZ DE PRESERVAR LA CALIDAD DEL VINO BLANCO DE EXPORTACIÓN

Una minúscula porción de este gas inerte, a -190 grados Celsius, se deposita en la botella y luego se expande por toda la estructura interior al entrar en contacto con el líquido.

El sistema genera un efecto de inertización en la cual el vino se almacena con “cero por ciento de oxígeno”, haciendo que su color, textura y aroma se prolonguen por más tiempo.

Una gota de nitrógeno, que se encuentra en su estado líquido a -190 grados Celsius, se deposita a través de un sistema automatizado hasta el fondo de una botella de vino. Y así una mínima porción de este gas inerte evita que el líquido, una vez envasado, entre en contacto con el oxígeno y de esta manera de logre preservar sus virtudes de aroma, color y textura por un largo tiempo.

La solución es parte de un dispositivo de inertización –utilizado para conservar la calidad de un producto al interior de la botella– que la empresa AP Indura proporciona a más de 20 viñas en todo el país. Su aplicación se enfoca principalmente en cepas de Sauvignon Blanc, en donde pequeños grados de oxidación son más notorios que en otras cepas, producidas en la última vendimia y para la cual se desea mantener la frescura y aroma del vino para que sea disfrutado de la mejor manera.

“Los vinos blancos en general, y esta cepa en particular, destacan por su delicadeza”, explicó Juan Mora, especialista del área vitivinícola de Indura para la zona centro-sur del país. “El tono que debe tener este vino es transparente y para que se mantenga no debe tener mucho contacto con el oxígeno, porque oxida el vino y le cambia el color y los aromas. Esta innovación ayuda a que vinos jóvenes y blancos preserven su alta calidad en el tiempo”,

La inertización (o inertizado) es la sustitución de una atmósfera químicamente reactiva, como lo es el aire ambiente, por un gas inerte o una mezcla de gases neutros para garantizar el mantenimiento de la seguridad o de la calidad como lo es en el caso del vino. Dicho de otro modo: la inertización es un término técnico que significa “dejar quieto”, “dejar inactivo”.

Mora detalló que cuando la gota de nitrógeno se incorpora a la botella, el elemento se gasifica al estar en contacto con el vidrio. Luego, cuando el vino ingresa al recipiente, se produce un efecto “pistón” y el nitrógeno recubre toda la estructura interior, generando un ambiente “cero por ciento oxígeno”.

“El proceso de embotellado comienza con la gota de nitrógeno, luego viene el vino y al final el corcho. La gota de nitrógeno se desplaza hacia el fondo y posteriormente se produce la expansión en forma gaseosa hacia el resto de la botella. Cuando el vino blanco Sauvignon Blanc entra en contacto con oxígeno, su color cambia hacia tintes más amarillento y este daño no se puede revertir”.

Vinos blancos jóvenes

El embotellado de un vino es una etapa crítica en la mantención de su calidad. Durante esta parte del proceso se producen una serie de factores de riesgo que favorecen la incorporación de oxígeno hacia el interior del envase, lo que no es para nada deseable. Considerando que es el último punto de control previo al despacho final del producto, resulta clave un correcto desplazamiento del oxígeno desde el interior de la botella para que no se incorpore al vino, se disuelva en el líquido y lo oxide con la posterior pérdida de calidad.

El especialista de Indura, dijo que los viñateros arriendan esta máquina cuando deben finalizar el proceso de producción para sus mostos más finos. “Cuando quieren envasar un vino de mayor calidad, utilizan esta máquina por goteo. Si bien se usa en su mayoría para vino blanco, también es útil para los tintos. El oxígeno es perjudicial para ambos y esta tecnología ayuda a la preservación de su calidad”.

El sistema mantiene el nitrógeno en estado líquido a una temperatura cercana a los -190 grados Celsius, a través de una cámara criogénica. Esta se conecta a una válvula y luego por tuberías aisladas llega hasta la botella. Al caer la gota al interior de la botella, se produce una nube, perceptible al ojo del enólogo y que es prueba de una aplicación correcta. Esta mínima porción de nitrógeno es suficiente para un envase de 750 centímetros cúbicos. Dependiendo de las características de la viña, el sistema puede llegar a proteger hasta 8 mil unidades por hora.

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