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CHRISTIAN SEPÚLVEDA, MEJOR ENÓLOGO JOVEN 2019

Su desafío principal:  Hacer vinos que representen lugares, no personas, ni técnicas; vinos con identidad

Perseverante, mateo y apasionado por la enología, Christian Sepúlveda, enólogo de Viña Bouchon, confirma su talento con importantes reconocimientos internacionales. Este 2019, fue destacado por el escritor, crítico de vinos y Master of Wine británico, Tim Atkin, como Mejor enólogo joven. Además el Circuito de Cronista Gastronómicos y del Vino de Chile, lo distinguió como Mejor Enólogo del Año, un premio que consolida su talento a sus 34 años y que se suma al reconocimiento que lo subió al ranking de los 100 jóvenes líderes 2018 que entrega anualmente revista Sábado.

Su inicio: “Cómo los otros niños querían ser astronautas, yo quería ser enólogo”.

Para Christian Sepúlveda, todo comenzó a sus tempranos 14-15 años, cuando nació el gusto por trabajar la tierra y las mezclas. Gracias a la viña familiar que mantenía con su padre – su gran influencia y apoyo en esta carrera- cultivó su amor por el terroir. A los 16 años se inscribió en un concurso de degustaciones, donde tuvo que mentir debido a no ser mayor de edad, instancia que lo llevó a despertar aún más su curiosidad y ganas de aprender sobre la enología, comenta Christian “Cómo los otros niños querían ser astronautas, yo quería ser enólogo”.

En su afán por continuar aprendiendo sobre la enología, viajo a Nueva Zelanda y Francia, dos cunas de grandes vinos mundiales. En Nueva Zelanda vivió la experiencia de trabajar el campo de forma biodinámica, la cual lo llevó a abrir su mente y ojos a otras maneras de elaborar vino, mientras en que Francia fue seducido por el Pinot Noir, llevándolo incluso a realizar su tesis en esta cepa. “Fue una etapa de formación clave, aprendí más que de técnicas y tipos de fermentación, me ayudó a mejorar y entender la sensibilidad en los vinos”, recuerda Christián Sepúlveda

Carrera profesional: “En viña Bouchon encontré lo que buscaba: identidad y libertad”

Su carrera como enólogo comenzó en la viña Tabali, la cual le dio las herramientas para poder seguir desarrollándose profesionalmente y conociendo más sobre el mundo del vino. Posteriormente, en su búsqueda por superar sus límites, llegó a Bouchon, Viña que le entregó la oportunidad de buscar identidad y libertad, “Encontré en la viña Bouchon lo que buscaba. Ellos estaban en búsqueda de su esencia y experimentando, y coincidimos muy bien con los timming, ya que yo también estaba investigando mi identidad en los vinos y con ganas de explorar, tener la libertad de mezclar. Esa sinergia que tuvimos con la Viña se refleja en los grandes resultados que hoy son comentados mundialmente” comenta Christian.

Este 2019 tiene dos grandes desafíos. En primero lugar, consolidar los nuevos vinos que han hecho con el equipo Bouchon, mostrar firmeza en lo que realizan y en las etiquetas que crean, logrando finalmente vinos consistentes en el tiempo. “Mi desafío principal: hacer vinos que representen lugares, no personas, ni técnicas, sino lugares” explica. 

El segundo es abarcar las nuevas generaciones, ya que este último tiempo se ha visto un cambio de gusto en los consumidores. Ha ido cambiado el paradigma sobre aquellos que estaban acostumbrados a solo un tipo de cepa. “Hoy las nuevas generaciones les importa de dónde viene el vino, si tienen una cultura sustentable, si el origen es parras viejas, etc,  hay una búsqueda abierta a probar,  y es así como el caso de la cepa País y Semillón encajan perfectamente. La cepa País ha abierto una ventana, hay una categoría nueva que no estaba, hay una tendencia que explorar” concluye el Enólogo.

Actualmente, como Enólogo jefe en la reconocida viña Bouchon, destaca por rescatar cepas tradicionales de Chile, como País y Semillón, en el marco del proyecto de rescate de variedades centenarias que lideran Juan José Bouchon y Julio Bouchon. Gracias a ello, ha brillado en el escenario vitivinícola nacional y mundial, mostrando un trabajo riguroso, innovador y empático con las nuevas tendencias.

Industria del vino: “Me gustaría que Chile sea visto por vinos con identidad”

En Chile, los últimos 5 o 7 años se ha producido un cambio sobre innovación y libertad de hacer vinos. Han nacido varias bodegas pequeñas, nuevos proyectos independientes de enólogos, dándole más diversidad al mercado y, a su vez, provocando a que las viñas más grandes comiencen a innovar en sus clásicos portafolios. Esta presión ha logrado que recuperen diferentes variedades abandonadas, incluso con nuevos estilos de vinificación.

Esta apertura del mercado a nuevos gustos está ocurriendo lentamente, abriendo la posibilidad de explorar nuevas cepas, expandiéndo incluso los terrenos de cultivo en búsqueda de nuevos horizontes. “Hay muchas variedades no identificadas en Chile, que están mezcladas en viñedos viejos de cepas como País, Carignan y Semillon. Aquí puede haber alguna cepa olvidad que se puede encontrar en algún rincón de Chile” comenta Sepúlveda.

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