¿Quién no ha soñado con crear tu propio vino? Esta creciente experiencia turística de la Región de O’Higgins se ha convertido en todo un boom, al ofrecer espacios lúdicos y educativos que buscan conectar al visitante con el proceso creativo del vino.
De un momento a otro, entre las brisas cordilleranas y el sonido del rio Tinguiririca, los visitantes pueden vivir una gran experiencia y convertirse en expertos sommelier que definan los porcentajes de cepas para crear sus propias versiones de diversos ensamblajes. ¿Donde? Todo parte en el Valle de Colchagua.
Cada vez hay más visitantes, tanto nacionales como internacionales, interesados en conocer el origen de los vinos chilenos y vivir experiencias auténticas. La oferta enoturística se ha diversificado con actividades que integran cultura, gastronomía y naturaleza, lo que ha convertido al valle en un polo de atracción de alto nivel.

Es más, Cachapoal y el Valle de Colchagua, se han transformado en los destinos turísticos más destacados de la región de O’Higgins, según un informe de Sernatur sobre la tasa de ocupabilidad durante el verano. “Estamos muy contentos con los resultados que obtuvieron ambos destinos turísticos. Esto va de la mano con el trabajo asociativo de agentes públicos y privados”, dijo el director de Sernatur O’Higgins, Carlos Escobar.
En este sentido, las actividades ligadas a la cultura vitivinícola son variadas. Entre las que destacan, aparece “Arma tu propio vino”, donde los visitantes pueden embotellar su propia creación. “Los pasajeros se dividen en pequeños grupos. Cada equipo recibe tres cepas distintas y la misión de mezclarlas para crear su propio ensamblaje. Luego, embotellan su vino, diseñan la etiqueta y le dan un nombre. Un enólogo o sommelier de Viña Ravanal evalúa los vinos creados y elige al equipo ganador, que recibe como premio una botella de vino reserva por integrante”, dice Carmen Paz Ravanal, Gerente de Marketing de Viña Ravanal.
Durante toda la actividad, los participantes disfrutan de una experiencia relajada y entretenida, acompañada de vino, tabla de quesos, frutos secos y agua. Es una instancia lúdica y educativa que conecta al visitante con el proceso creativo del vino. “A los participantes les encanta, disfrutan mucho probando diferentes cepas, se ríen, se sorprenden y ponen en juego su creatividad e imaginación. Es una actividad que fomenta la colaboración, despierta la curiosidad y fortalece la conexión emocional con el mundo del vino”, agrega Carmen Paz Ravanal.
Finalmente, el turista comprende de manera directa, el arte y la ciencia detrás de los ensamblajes, entendiendo cómo influyen los porcentajes de cada variedad en el perfil final. No se trata solo de catar, sino de “crear” algo único, lo cual refuerza el vínculo emocional con la viña y el universo vitivinícola. Ideal para aficionados al vino que quieran profundizar en el mundo del ensamblaje y entender cómo se crean los vinos.
“El Valle de Colchagua tiene un magnetismo natural: atrae tanto a visitantes nacionales como internacionales por la calidad extraordinaria de sus vinos, su gastronomía de autor y su hospitalidad con sello propio. Pero lo que realmente lo hace único es su paisaje: viñedos que emergen entre cordilleras, ríos y cielos abiertos. Sin embargo, la clave está en renovarse constantemente. Quienes ya conocen el valle buscan volver, pero esperan descubrir algo nuevo en cada visita. Conozco muchos viajeros que lo recorren cada año, y siempre encuentran una razón para volver a enamorarse de Colchagua”, asegura Roxana Díez, Gerente General de Viñas de Colchagua.
Y agrega: “La experiencia ‘Arma tu propio vino’ es para los sentidos, le da al visitante la posibilidad de convertirse en enólogo por un día, de entender y sentir el vino desde dentro. Me fascina cuando se comienza explicando cada variedad por separado, y luego se le entrega el contexto del lugar, del terroir. Es mágico ver cómo una misma cepa puede expresar matices tan distintos según su bloque o microzona. En una actividad como esta, el visitante no solo aprende: vive y comprende la complejidad y belleza del mundo del vino”.
En el Valle de Colchagua, todo es vinos, naturaleza y bienestar, una combinación que encanta y atrae. En este sentido, otra de las actividades que destacan es el “Picnic entre viñedos”, una experiencia mágica, con magnas vistas y con la opción de recorrer hermosos paisajes en bicicleta. Adicionalmente, se están desarrollando propuestas especiales para temporada baja, con eventos temáticos, talleres de maridaje y actividades familiares que mantienen activo el turismo en el Valle de Colchagua durante todo el año.